Las primeras preguntas que nos llega a la cabeza en nuestra adolescencia tienen que ver con la espiritualidad. En esa edad uno cree llegar a todas las respuestas y se apodera de nosotros una soberbia gigante al ver lo tontos que son los adultos, o una desdicha infinita al darnos cuenta que la vida no tiene sentido. Fue esto último lo que me pasó, y es una idea que no me había abandonado hasta hace poco, pero finalmente di con una respuesta que al menos me tranquilizó la neura. La vida no tiene sentido, nosotros se lo damos, de nosotros depende nuestra moral, utopias, metas, en fin... la efimera y distante felicidad. ASí que he ahí mi reto, encontrarle el significado a mi vida, metas y demases.
martes, 16 de enero de 2007
Suscribirse a:
Entradas (Atom)